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Belice es una comunidad rural cercana a la ciudad de Santa Cruz, 410 kilómetros al este de La Paz. "Los menonitas le aplicaron un castigo a Klossen según sus costumbres lo que le provocó la muerte", explicó.
La policía desconocía las causas que desencadenaron el deceso. El hombre fue internado el viernes en un hospital público de Santa Cruz y estuvo conectado a un respirador hasta el miércoles cuando falleció.
Hace once días los hermanos de fe de Klossen lo colgaron de manos y pies en un poste por más de nueve horas por sospechas de haber participado junto a otros menonitas actualmente presos y acusados de violaciones masivas en dos comunidades de esa fe, según la denuncia ante la policía.
Gonzales dijo que el castigo tuvo que ver con el caso de las violaciones sexuales.
"Lo sacaron de su casa y lo colgaron de un palo. Estuvo todo ese tiempo sin tomar agua y cuando lo bajaron no podía mover los brazos. Su esposa lo acostó en su cama, pero no pudo recuperar su salud", relató Peter Fehr Wieler, concuñado de la víctima, al diario El Deber de Santa Cruz.
La policía citó a 22 menonitas que participaron en el castigo. "Por el momento no hay detenidos", dijo Gonzáles.
Klossen maltrataba a su esposa e hijos, insultaba a los ministros de su iglesia que trataban de enderezar sus pasos; consumía alcohol y no mostraba apego al trabajo agrícola. Varias veces fue encerrado en una jaula, como castigo por sus "pecados", relató al diario Johan Blatz, un vecino de Belice.
En junio el país se vio sacudido por la denuncia de violaciones masivas en al menos dos aldeas de menonitas supuestamente cometidas por hombres de esa comunidad.
La policía detuvo entonces a siete sospechosos y recibió denuncias por al menos 60 violaciones. Después surgieron más denuncias en otra comunidad menonita y actualmente los agentes estiman que un centenar de mujeres, niñas y adultas, pudieron haber sido abusadas sexualmente.
Los sospechosos ingresaban furtivamente en la noche, esparcían por las ventanas un somnífero en spray que se usa para sedar al ganado y abusaban de las mujeres, según los informes de prensa y policiales.
Los hechos comenzaron hace dos años. La mujeres amanecían desnudas y no se atrevían a comentar a sus esposos por miedo. Pensaban que eran cosas del demonio, según la policía y la fiscalía que aún investiga.
El caso desató una suerte de caza de brujas en varias comunidades religiosas menonitas que en Santa Cruz se dedican a la siembra de soja, maíz y otros cultivos.
En Bolivia los menonitas conservan con celo sus tradiciones centenarias. Viven de la labranza y llevan una vida sencilla, sin electricidad, ni automóviles y otros progresos de la vida moderna. Se transportan en carretas y visten ropas confeccionadas por ellos mismos. Su fe les obliga a mantenerse apartados del mundo.