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Los supuestos agraviados acusaron al dueño de la compañía, Julio Santos Molero, que además es karateca, de apropiarse de sus ahorros, desaparecer y dejar deudas que suman unos tres millones de dólares, informó El Comercio.
Los clientes de Santos Money Exchange, que empezó a operar hace cinco años ofreciendo el pago del 5 por ciento de interés por los depósitos, habían entregado entre 1.000 a 600.000 dólares al dueño de la empresa.
Las operaciones se hacían mediante un contrato privado redactado en folios simples y sin ninguna otra garantía que la firma de los clientes y el representante de la empresa, explicó el diario.
Los problemas se iniciaron en diciembre pasado cuando algunas personas solicitaron a Santos que les devolviera el dinero, pero el dueño de la empresa les respondió entonces que no podía hacerlo porque el dinero había sido invertido en la construcción de un supermercado en el sur peruano.
A principios de año, Santos dejó de pagar los intereses de sus clientes.
Captó víctimas en diversos sectores en su mayoría los estafados por Julio César Santos prefirieron guardar en reserva su identidad, pero se supo que entre ellos figuran trabajadores de instituciones públicas, agricultores, profesores y un grupo de policías. Una señora que no quiso identificarse dijo que entregó a la empresa de Santos 600 mil dólares que había cobrado tras la muerte de su esposo. Ni siquiera los integrantes de la Iglesia Bautista se salvaron de ser estafados por Santos.