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¿Sexo de infarto?
Hace 13 años
INFLUENZA vs. INFLUENCIA
ARGENTINA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) “Influenza” es una palabra que deriva del lenguaje italiano del siglo XV, cuando con este vocablo se aludía a la acción que las personas enfermas ejercían sobre las sanas. Era una “influenza” (influencia) que a su vez las enfermaba.
Con el paso del tiempo ese término que se usaba para toda enfermedad contagiosa, fue restringiéndose a las patologías respiratorias. Incluso el término en el inglés para gripe, “flu”, proviene de ese origen.
Con el paso del tiempo ese término que se usaba para toda enfermedad contagiosa, fue restringiéndose a las patologías respiratorias. Incluso el término en el inglés para gripe, “flu”, proviene de ese origen.
En Argentina padecemos de una pandemia, aguda, de Influenza, y otra pandemia, crónica, de falta de influencia. Parte del problema que hoy tenemos con la primera se debe al problema que históricamente acarreamos con la segunda.
Liderazgo es influencia. Sólo secundariamente es posición. Argentina necesita urgentemente más personas de influencia. Definitivamente no de personas con capacidad para influenciar, pero una cosa es saber nadar y otra tirarse al río para salvar a alguien. Cuando Jesús habló de la acción de sus discípulos, claramente usó dos elementos que se caracterizan por su influencia: la luz y la sal, que por presencia y contacto, respectivamente, triunfan en su acción sanadora.
Hoy empezamos a respirar mejores aires. Buenos aires. Aires del Espíritu en las bancas de las legislaturas, vientos del Reino en las páginas de los diarios. Cristianos que se sacan el barbijo de una abstinencia que no puede ser mejor descripta que de cómplice. Cristianos que dejan de maldecir desde el silencio de su Nave Evangelista, para bendecir mientras comienzan, tibia, pero firmemente, a ejercer presencia y contacto, a ser luz y sal, mientras chapotean el lodo que supimos conseguir.
Pero mi temor, y a eso pretendo llegar, es confundir posición con influencia. Un antiviral en el escaparate de la farmacia tiene el potencial sanador, pero no sana por la sola condición de tenerlo. Tiene que encarnarse en el enfermo de gripe, diluirse en sus fluidos, para así, por influencia, desactivar la maquinaria replicadora del Influenza.
Temo que haya cristianos que lleguen a creer que su sola posición marcará el cambio. Y no es así. Siempre ha habido médicos cristianos, gerentes cristianos, abogados cristianos, dirigentes cristianos en todos los campos.
¿Y entonces?
Liderazgo no es posición. Liderazgo es influencia. Si mi presencia en un punto es posicional, y no de influencia, no estaré liderando, no habrá cambios. Aunque yo sea el Presidente de la Nación.
Hoy Argentina gime por la Influenza maléfica, que enferma, y por la falta de influencia benéfica, que también enferma. El antiviral es eficaz cuando es administrado sistémicamente, es decir, cuando sus moléculas llegan a todo el entramado tisular del organismo. El Reino de Dios, que debe ser sal y luz, quebrará definitivamente el de la corrupción y la tiniebla, cuando “todo sea llenado del evangelio” ( Ro 15:19), es decir, cuando todo el entramado social reciba la influencia de los cristianos que YA ocupan posiciones, en escuelas, sociedades de fomento, empresas, bufetes, clínicas, ONG, dependencias gubernamentales. Y más aún cuando, en nuestra acción antiviral, nos animemos a impregnar, pagando el precio, los espacios televisivos, las librerías seculares, el mundo de las artes, de la poesía, de las editoriales, de los diarios. Cuando entremos a los despachos de los gerentes, al estrado de los jueces, a los directorios de las empresas, a las direcciones de las escuelas, no a pedir lastimeramente concesiones sino a decir: “El reino de Dios ha llegado”.
José y Daniel ocuparon posiciones de privilegio. Sus consejos marcaron el rumbo de sus naciones. Pero tuvieron la posición porque antes tuvieron la influencia. “¿Acaso hallaremos a otro hombre como este?” se dijo del primero. “Entonces el rey se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel”, se dice del segundo. Y acto seguido, los designaron. Influencia.
El Verbo se hizo carne; no legisló por posición: encarnó la Ley, y venció. No anuló la muerte por decreto de necesidad y urgencia. Vivió la muerte, y venció a la muerte por medio de la muerte. Y a los que le siguieron, les reconocieron por haber estado con Él.
Influencia
Propongo que profundicemos el lenguaje de las urnas, pero más aún, que profundicemos el lenguaje de la influencia. Que ejerzamos el potencial que tienen las posiciones intermedias en toda organización cuando quienes las ocupan se transforman en medios de diseminación de sal y luz.
Sueño con el fin de las tinieblas y la corrupción.Sueño con millares, miríadas, de pequeños focos de luz y sal impregnando, saturando, invadiendo totalmente el tejido nacional, cual antivirales del Espíritu.
Que retroceda el Influenza. Que avance la influencia.
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